Por la tarde, Roland estaba preparado para dirigirse a las montañas nevadas.
El equipo que llevaría incluía una tienda de campaña, comida adecuada y un barco de vapor de concreto. Como Ciudad del Diablo era costera, debía partir de Playa Llana. Como era costumbre, Colibrí sería responsable del transporte.
Tenía que admitir que era una cosa bastante extraña que Colibrí, que era tan pequeña como Nana, pudiera sostener todo el bote de concreto sobre su cabeza. La escena le recordó a Roland una hormiga que movía arroz diez veces más grande que su propio cuerpo. Si Colibrí se encontrara al otro lado del bote, vería un bote que se movía silenciosamente en la orilla como un "barco fantasma".