A última hora de la noche, Wendy llamó a todas las brujas a su habitación.
La habitación generalmente espaciosa ahora estaba llena.
Se sentía como deja vu. Hace un año, Wendy había hecho lo mismo. Ella había reunido a todas las brujas para informarles de la situación en Ciudad Fronteriza y calmar su inquietud.
En ese momento, solo siete de sus hermanas pudieron escapar de las Tierras Bárbaras. Las brujas quedaron traumatizadas, inseguras y temerosas de lo que les esperaba. Muchas llegaron a Ciudad Fronteriza con la mentalidad de que "hemos sufrido tanto que lo que ocurra después es una bendición". Para ellas, la supervivencia en sí era un juego difícil, sin mencionar el trato con la iglesia que perpetuamente se cernía sobre sus cabezas como una sombra.
Esta vez, las miradas y sentimientos de todos en la sala eran completamente diferentes a los de hace un año.