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Cuando Kyle Sichi regresó a su casa, inmediatamente vio un sobre oscuro en la mesa de la cena.
—¿Qué es esto? —preguntó mirando a su esposa Cerra, que estaba ocupada trabajando en la cocina.
—Oh, por cierto, los funcionarios del ayuntamiento vinieron esta tarde —dijo su esposa, se limpió las manos y colocó un apetitoso plato de caldo de carne sobre la mesa—. Dijeron que su alteza quiere que vayas a Ciudad del Rey, y un bote vendrá en dos días para escoltarte allí.
—¿No va allí para enfrentarse a su hermano? ¿Por qué querría que estuviera allí? Qué pérdida de tiempo —dijo Kyle con el ceño fruncido —. Tomará por lo menos un viaje de una semana. Sus demandas realmente van demasiado lejos.
