—No necesitas venir conmigo —Eco caminó a lo largo del río Aguasrojas, la nieve bajo sus zapatos crujía.
—Aquí la ciudad no es segura. No es Ciudad Fronteriza —dijo Hacha de Hierro caminando detrás de ella, con dos pasos entre ellos —. Su alteza me dijo que te protegiera si sales del castillo sin otras brujas que te acompañen.
—No debería haberle dicho —murmuró, respirando en el aire frío —. Además, ya no necesitas llamarme lady.
—Siempre serás la cabeza del clan Osha en mi corazón, mi señora Drow Luna de plata.
Cuando mencionó a Osha, Eco se calló. Aunque Hacha de Hierro no podía ver su expresión, podía sentir a Eco entristecerse ante la mención de su clan. Quería consolarla, pero no sabía cómo o qué decir. Entonces, solo mantuvo su boca cerrada y la siguió en silencio.