—Señor...Eltek, la cena está lista.
Irene abrió la puerta de la habitación y se inclinó rígidamente. Su voz sonaba más restringida de lo habitual. Esta fue la primera vez que Ferlin había visto a su esposa comportarse de esa manera. Incluso cuando conoció al príncipe, no estaba tan nerviosa como esta.
—¿Padre? —dijo Ferlin levantando la voz y miró al caballero que no había hablado ni una palabra desde que regresó.
—Ugh…—Sir Eltek parpadeó como si acabara de despertarse de un período de meditación —. Ven y come.
Los platos colocados en la pequeña mesa de comedor eran especialmente suntuosos. Para Ferlin, era evidente que su esposa había hecho un viaje al Mercado de Conveniencia. Él la miró y sonrió, como para alabarla y animarla. Comenzó la cena cortando el pan como de costumbre y luego procedió a dividir el plato principal en cuatro porciones iguales: aparte de los tres, también estaba la amiga de Irene, May.