El sistema de calefacción de la caldera no era demasiado complicado y esencialmente solo implicaba hervir el agua y distribuir el calor a través de tuberías y radiadores en las habitaciones. El calor podía ser transportado por agua o vapor, y Roland prefería esto último porque tenía una temperatura más alta y era más conveniente. Mientras la caldera siguiera funcionando, la presión del vapor llenaría las tuberías con gotas de agua caliente sin la ayuda de una bomba.