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La nieve del exterior volvía a ser más pesada. Los copos de nieve que eran del tamaño de una uña cayeron del cielo y cubrieron Ciudad Fronteriza. Los elfos grises bailaban al viento y descendían hacia la tierra juntos, donde se mezclaban con los techos blancos y las ramas de los árboles. Con toda probabilidad, presenciar una escena así solo nos hace sentir frío.
Sin embargo, cuanto más era así, más cálida se sentía Tilly.