Esta fue la primera vez que García fue testigo de lo que una Extraordinaria podía hacer.
El arma en su mano era solo una espada ordinaria, pero sus golpes eran increíblemente pesados y poderosos. Después de resistir varios golpes de ese tipo con su escudo en la mano, García no pudo levantar más su brazo. En este momento, Zero asomó la espada del suelo al cielo para romperle la barbilla.
Cuando se recuperó esta vez, abandonó de manera decisiva esta estrategia de defensa pasiva y conjuró una ballesta frente a ella. Apretó el gatillo para disparar varios frascos de agua negra del río Styx en lugar de lanzas de hierro. Zero golpeó para romper los tarros de barro y se empapó en el aguacero negro. Los cristales de fuego sumergidos en los frascos cayeron y cubrieron todo su cuerpo. Comenzaron a humear y arder en cuanto contactaron con el aire, convirtiendo a la bruja pura en un pilar de fuego.
