Habiendo visto lo que había sucedido, el prisionero restante se dio la vuelta para escapar, eso decepcionó a Zero.
Ella se transformó en un rayo de luz tenue y entró en el prisionero. Este dejó de correr y puso los ojos en blanco al instante. No era la primera vez que Mayne era testigo de esta extraña habilidad, pero cada vez que la veía, no podía evitar tener los pies fríos.
A medida que la tenue luz brillaba fuera del cuerpo del prisionero, su imagen estaba torcida y distorsionada. Al final, se convirtió en Zero.
Mayne podía decir que esto no era poseer ni matar, pero en cuanto a lo que había sucedido exactamente en el proceso, pensó que solo el Papa y las personas que lo habían experimentado tenían una idea clara.
Zero respiró hondo y luego caminó hacia el último prisionero. Este con la edad de 14 o 15 años, era el más joven entre los tres prisioneros. Con el pánico en sus ojos claros, este chico claramente no podía creer lo que había visto.
