May nunca pensó que para cuando partiera de nuevo hacia Ciudad Fronteriza y su corazón se llenaría de expectación.
El bosque a lo largo del río Aguasrojas comenzó a volverse amarillo y la brisa soplaba con un poco de frialdad. El agua del río con su luz ondulante fluía debajo de ella, y de vez en cuando se podían ver hojas caídas deslizándose a través de la barandilla.
Sin la ansiedad y la inquietud de la última vez, el paisaje otoñal a su alrededor parecía salido de un poema o una pintura.
—Señorita May —dijo una voz llena de admiración que sonó desde atrás —. La obra que interpretaste, "Los diarios de las brujas", ¿fue realmente escrita para ti personalmente por su alteza?
Cuando May se dio la vuelta, vio a un grupo de actrices reuniéndose detrás de ella, y frente a ellas estaba parada una mujer que la miraba nerviosa. Ella recordó que su nombre era Swallow.