Dos días después, la Deidad de los Dioses finalmente alcanzó su altura máxima, casi 5000 metros sobre el suelo.
Desde esta distancia, se parecía a un cono permanentemente fijado entre las nubes, su sombra bloqueaba un tercio del Reino Amanecer, lo que resultaba en la caída de la noche varias horas antes.
Si no fuera por los preparativos previos realizados por los superiores y la orden transmitida para que los civiles permanezcan en sus casas, con la ley marcial impuesta en las diversas ciudades, el solo ver la Deidad de los Dioses hubiera provocado el colapso del orden social.