Esto era… ¡extracción mental!
La única diferencia fue que, en lugar de exponer sus recuerdos al Rey en la Santa Sede Presidencial, ¡Hackzord compartió voluntariamente su memoria con ella!
Desastre Silencioso aceptó la conexión después de un largo rato.
Los recuerdos eran difíciles de falsificar y mucho más precisos que una explicación verbal. Pero al mismo tiempo, tenía sus defectos, la facilidad para acceder a otros recuerdos, aparte de los "recuerdos principales". Desastre Silencioso no esperaba que el Señor de los Cielos abriera todos sus recuerdos sin ninguna defensa para transmitir la información.
—Tú…
—No hay necesidad de seguir hablando. —La voz de Hackzord sonó abatida, sus acciones obviamente lo habían agotado. —Si no hubiera hecho esto, ¿me creerías en todo lo que he pasado?
La respuesta fue, sin duda, un no.