—Cosas vivientes… ¿Qué quieres decir? —Ruiseñor frunció el ceño. —¿Estás diciendo que la Piedra de Dios en las minas puede hablar?
—No he hecho ningún descubrimiento sobre esto por el momento, pero mientras realizaba pruebas en la mina de Piedra de Dios en Hermes, accidentalmente encontré algunas ratas que habían sido corroídas por las Piedras de Dios. —Isabella cerró los ojos, como recordando. —Tal vez las ratas de alguna manera se perdieron en su camino y se escurrieron tras el colapso de la Ciudad Santa. Nadie sabe cómo las Piedras de Dios atraparon a las ratas, pero después de que una parte de sus cuerpos se pegaran en ellas, fue como si… como si los dos se hubieran fusionado.
—Las larvas de insectos envueltas en resina también pueden verse como una sola entidad, pero el ámbar no es un ser vivo, —respondió Roland sin rodeos.
