—¿Núcleo?
Hackzord caminó hacia la maquinaria, se arrodilló y recogió una pieza metálica suelta. Rápidamente descubrió que la cosa en su mano era mucho más intrínseca de lo que parecía. Había estructuras ocultas dentro de la cubierta externa llena de baches que no se descubrían a simple vista. Al azar tomó un objeto cilíndrico y descubrió que el interior contenía más de cien partes, mucho más complicado que un mosquete.
—Quieres decir que…
—Esos pájaros de hierro necesitan esto para volar —confirmó Mask.
—Espera, ¿estás diciendo que esas cosas pueden volar más rápido que las Bestias Demoníacas en realidad están impulsadas por este montón de cosas inanimadas? —Hackzord frunció el ceño. Como Gran Señor que se enfrentó a los pájaros de hierro, sabía muy bien que su capacidad para volar no provenía del aleteo de sus alas, sino de las cuchillas en sus cabezas que zumbaban como un pájaro.