Antes de entrar en la habitación, Prius fue cacheado de nuevo. Esta vez la búsqueda fue mucho más detallada. De arriba a abajo, cualquier lugar que pudiera esconder un cuchillo o daga fue revisado nuevamente, incluso las suelas de sus zapatos.
Luego, vio al hombre que derrotó al duque y a la coalición: Roland Wimbledon, el Cuarto Príncipe de Castillogris, el señor de la Ciudad Fronteriza y el nuevo señor de la Región Occidental.
El príncipe tenía el pelo largo y gris, un símbolo de su sangre real. Su rostro se veía muy joven, parecía de a lo sumo, veinte años. Su cabello no estaba atado, y no usaba corona alguna. Los dedos que sujetaban la pluma eran delgados, y no se veía ninguna joya o anillo en su mano, ni siquiera un brazalete. Esto era muy raro para los nobles.
—¿Prius Dessau, caballero del conde de la familia Alce? —preguntó Roland. Se apoyó en la silla y miró su lista.
—Sí, su alteza —dijo Prius se arrodillándose sobre una rodilla.