—Este es un trabajo fácil. No tendrás que correr grandes riesgos. Todo lo que tienes que hacer es colocar el mensaje en la ubicación asignada y nadie sabrá que lo hiciste. —La voz del hombre con máscara de plata que se llamaba a sí mismo el líder de Dinero Negro sonaba una vez más desde su oído.
— ¡Absolutamente ridículo! ¿Por qué demonios ayudaría a Castillogris? Incluso erradicaron a los nobles; ¿qué ganaré aunque gane? —Las imágenes del conflicto parecían aparecer ante sus ojos una vez más.
— ¡Creía que Dinero Negro era un comerciante inteligente, jamás pensé que dirías palabras tan tontas! ¿No temes que te ate ahora mismo y te entregue a Lord Marwayne a cambio de un premio generoso?