Este monstruo... ¡sabía hablar el lenguaje humano!
El conde estaba rojo de espanto cuando el guardia lo ayudó a levantarse. Tenía la intención de exhibir su autoridad y valor frente al demonio para impresionar a los otros nobles. Sin embargo, no había esperado que el demonio descubriera su galantería cuidadosamente disfrazada con una sola palabra. Lo más mortificante era que el demonio estaba solo.
—Maldita sea. ¡Debo matar a este monstruo!
Marwayne levantó la mano mientras apretaba los dientes. Estaba a punto de ordenar a los soldados que dispararan cuando el viejo erudito lo detuvo de repente y parpadeó. Sus labios tomaron forma de un silencioso "quedarse quieto".