¡BOOM!
Resplandores de relámpagos atravesaban el torbellino, y poco a poco comenzaron a reunirse en el centro, mientras la lluvia torrencial caía sobre el suelo, ocultando el bosque. El evolucionado Asesino Mágico y la nueva Trascendente, quedaron paralizados como dos estatuas parcas. Sus caras estaban a una pulgada una de la otra.
El poder mágico salvaje había cubierto completamente a Cenizas, cuyo cuerpo ahora emanaba un resplandor dorado deslumbrante.
Ella era el punto de concentración de todo el poder divino.
Ella se transformó en un arma de destrucción.
—¿Es este tu último recurso? —Ursrook bramó—. Quieres matarme sacrificándote. ¡Eso es más que una estupidez!
—No voy a... dejarte ir —dijo Cenizas, jadeando. Cada respiración era dolorosa. La sangre inundó su tráquea, y ella pudo saborear el desagradable sabor a sangre en su boca.
Cinco minutos... Cenizas se decía a sí misma... Ella solo necesitaba otros cinco minutos.
