La tierra tembló bajo el violento choque de ambos.
Las espadas se encontraron, iluminando con destellos de luz al bosque circundante. La luz negra cubrió la superficie del Asesino Mágico y lo protegió los golpes de los rayos dorados. El poder mágico turbulento provocó un repentino aguacero, y los dos individuos luchando se convirtieron en el ojo de este inesperado huracán.
Ambos, Cenizas y Ursrook habían excedido sus límites. Sus movimientos se convirtieron en un remolino borroso de luz y sombra que cortó el grueso velo de la lluvia, dejando una larga marca en el aire. Gotas de lluvia crepitaban en el aire ante el impacto de las ondas de choque. La batalla fue tan intensa que fue como si dos gigantes estuvieran luchando entre sí.
Cenizas sabía que ella había perdido completamente el control sobre su poder mágico. Estaba disolviendo su carne poco a poco, y ahora estaba adormecida por el dolor que le roía la piel como resultado del rebote de poder.