Fue una fracción de segundo que duró una eternidad.
Joan vio que su cuerpo se alargaba indefinidamente en el océano negro oscuro hasta que una mota blanca de luz se deslizó en su vista. Entonces la mancha blanca estalló en una bruma de luz blanca ardiente que la cegó. Al siguiente momento, el recuerdo de que su cuerpo había sido extendido más allá del límite humano regresó gradualmente, y ella escuchó un rugido ensordecedor de agua. El sonido destrozó la tranquilidad del mar profundo.
Sintió que estaba dando vueltas, pero pronto ignoró este pensamiento. Un remolino solo giraba alrededor de su centro, pero los torrentes de agua aquí constantemente chocaban entre sí, razón por la que producían sonidos tan estridentes.
Incluso a Joan, como niña sirena, le resultaba difícil mantener el equilibrio. Todo estaba fuera de control. Ella fue arrastrada por los torrentes de agua como una pluma en un mar tormentoso.
¿Dónde estoy?, pensó.
