Todo el campamento se convirtió en un silencio mortal después del anochecer.
Todos se hundieron en un profundo sueño después de trabajar un día entero, incluidas las brujas.
Sin embargo, Rayo estaba completamente despierta.
Su insomnio había comenzado hacía aproximadamente medio mes, o mejor dicho, se había sentido inquieta desde su partida del Bosque Brumoso. Las marcas del pico de Maggie comenzaron a palpitar de nuevo, recordándole la experiencia de ese día.
Rayo no sabía si el dolor era real o no. Ella había intentado muchos métodos diferentes para distraerse, pero ninguno funcionaba. La herida todavía estaba allí. No se agravó ni desapareció, pero permaneció en su pecho como una mancha escarlata permanente que se negaba a desprenderse.