Roland cumplió sus promesas en una tarde soleada.
Le otorgó a Tigui Pine el título de vizconde y le otorgó el dominio del sur de Río Aguasrojas, frente al río que separaba la ciudad. Era un bosque densamente cultivado, un área aún en espera de desarrollo. Para que renuncie a la autonomía del territorio, Roland había prometido priorizar el desarrollo del territorio de Tigui y dividir una cierta participación de la tierra industrial establecida para el vizconde y sus descendientes. Por supuesto, Roland lo describió con tacto como un beneficio subyacente de que no se necesitaría ningún trabajo para administrar la propiedad, solo podía sentarse y esperar a que llegara el dinero.