Para sorpresa de Lorgar, el jefe no la recibió en su estudio.
Lorgar siguió a Wendy al salón del castillo y notó que aparte de Roland Wimbledon, también había otra mujer que no conocía en la habitación.
Observó a la mujer con curiosidad y notó que esta última también la estaba estudiando atentamente. A Lorgar no le gustaba la forma en que la mujer la miraba. Era una mirada tan penetrante que tuvo la impresión de que la mujer podía ver a través de todos sus pensamientos.
—Ahí estás —dijo Roland, tan relajado como siempre. —Necesito que completes una nueva tarea. Por favor, toma asiento.
—Sí, Su Majestad —respondió Lorgar. Después de vivir en Nuncainvierno durante medio año, Lorgar se enteró de que el jefe no se tomaba las etiquetas muy en serio. Fue directamente hacia la dama y se sentó frente a ella, con la cola en el aire. Luego ella dijo: —Sin embargo, primero quiero decirles algo sobre la región más al sur.