El sexto nivel era aún más grande que el anterior, y había varias formaciones inscritas en las paredes a su alrededor.
Una batalla entre dos aprendices de Santo Naciente podría resultar fácilmente en daños devastadores; sólo la réplica de sus golpes era suficiente para inducir un desastre. Como tal, era imperativo que la sala se reforzara con formaciones para que ambas partes pudieran soltarse y no se vieran restringidas por el entorno.
Al entrar, pensaron que verían un muñeco tirado en el suelo, como en los cinco niveles anteriores, pero contrariamente a lo que esperaban, no apareció ante ellos.
Un muñeco estaba sentado imponentemente no muy lejos, con una disposición que recordaba a una espada afilada, emanando un aura escalofriante que dejaba escalofríos corriendo por la columna vertebral.
—¿No es el guardián del sexto piso un muñeco de etapa primaria de Santo Naciente? ¿Por qué parece que no es así?