Los estudiantes que Yuan Hong incluyó en la lista eran los mejores genios de la Escuela de Herreros, con una capacidad que superaba a la de Luo Yan.
La herrería necesitaba que uno templara su cuerpo, pero sólo un puñado estaba dispuesto a tolerar el proceso doloroso. Como resultado, había muy pocos herreros capaces en la Escuela de Herreros.
Esto siempre había sido una espina en el corazón de Yuan Hong, así que al escuchar que alguien estaba desafiando a la Cámara de la Llama Terrestre, no pudo evitar lamentarse.
—¡No son ellos, es un novato llamado Zhang Xuan! —contestó rápidamente Luo Yan.
—¿Un novato? —Yuan Hong quedó atónito por la noticia.
—Sí, acaba de aprobar el examen y se ha incorporado hoy a la academia, y ni siquiera tiene su tarjeta de estudiante. Parece que espera obtener algunos créditos académicos al batir los récords para poder activar el Océano de Armas y rendir el examen de herrero de 5 estrellas —explicó Luo Yan.