Estos muñecos latían con una energía inmensa que era equivalente a la que había encontrado en la sala de piedra. A juzgar por lo que parecía, incluso un experto en el reino de los Santos sería asesinado aunque viniera aquí.
Luo Qiqi y Zhang Xuan casi habían muerto lidiando con uno solo. Les tomó una planificación cuidadosa y mucho esfuerzo para deshacerse de él. Encontrar ocho a la vez....
Con una expresión atemorizada, Zhang Xuan siguió adelante.
¡Bum, bum, bum, bum!
Un poco más tarde, el suelo empezó a temblar de repente con un ritmo peculiar.
¿Hmm?
Zhang Xuan frunció el ceño.
El temblor era contundente, que recordaba a las ondas de choque que emanaban de un choque entre expertos. Sin embargo, lo que era extraño era el breve intervalo constante entre cada temblor. Sin embargo, este rastro de batalla despertó las esperanzas de Zhang Xuan.
¿Podría ser que todavía estén aguantando?
Los ojos de Zhang Xuan se iluminaron.
