—La razón por la que construí el Salón de Tesoros Místicos fue para descifrar estos pilares de piedra. Ahora que recibí las respuestas que buscaba, puedo morir sin arrepentimientos. Es hora de que regrese a mi ciudad natal y viva mis últimos años en paz.
Gan Yiping sonrió. Su rostro tenía una serenidad como nunca antes.
Atraído por el misterio de lo desconocido, había pasado cincuenta años con estos pilares de piedra, intentando descifrarlos. Ahora que todo estaba hecho, sintió como si una carga que pesaba mucho sobre sus hombros hubiera desaparecido, y de repente se sintió mucho más ligero.
—Esto...
Una mirada de admiración se reflejaba en los ojos de Zhang Xuan mientras asentía. Parecía que esta persona había pensado en todo ahora que su límite se acercaba.
Ciertamente. Puesto que su mayor deseo se había cumplido, no había nada que lamentar.