—¡Formidable!
Sobre la espalda de la bestia salvaje, el joven maestro y los otros, que acababan de llegar, captaron la vista, e incluso Jin Conghai no pudo evitar exclamar.
—Es realmente formidable ser capaz de ver a través de la falla del ataque en un instante. Atacar directamente en el ojo de la tormenta para navegar a través del aluvión... Para hacer eso... solo poseer un ojo de discernimiento excepcional no debería ser suficiente. Más importante aún, ¡uno tiene que tener una gran fortaleza mental! —dijo el joven maestro asintiendo con la cabeza también.
—Probablemente, incluso este Luo Qianhong perderá. Sin embargo... hay muchas tropas en este Palacio Real de Xuanyuan, y no importa cuán poderoso sea Zhang Xuan, él sigue siendo un solo individuo. Será imposible para él resistir el poder de un país. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Deberíamos ayudarlo? —preguntó Jin Conghai vacilando.
