En el Reino Divino, en la montaña más alta, una piedra con forma humana se encontraba junto al acantilado, con vistas a los cielos.
"Padre, padre... ¡Ayúdame a atraparlo!"
En ese momento, una niña de cinco o seis años con una cola de caballo pasó corriendo. Frente a ella había un pollito amarillo que corría presa del pánico. Algunas de las plumas de su cola habían sido arrancadas, haciendo que su cola calva sobresaliera.
¡Ji ji ji ji!
El pequeño pollito amarillo estaba ansioso mientras lo perseguían. Con un grito apresurado, el pequeño pollito amarillo agitó sus alas y aterrizó en el hombro de la piedra humanoide.
"¡Veamos a dónde vas!"
La joven gruñó. En un instante, apareció ante la estatua de piedra. Con un ligero agarre, agarró suavemente el pollo amarillo con la palma de su mano.
"Pequeño Maestro, me equivoqué..."
Al ser atrapado, el pequeño pollito amarillo entró en pánico y habló.