–Reportando a Tian laoshi, este es Zhang Xuan, un maestro joven y sobresaliente de la Academia Hongtian– le presentó Liu Ling.
Aunque el anciano Tian ya no le enseñaba, Liu Ling todavía lo llamaba maestro por costumbre.
A quien me enseña por un día, lo considero un padre de por vida.
En este mundo, la relación entre un maestro y un estudiante era intransferible. Incluso maestros superiores no se atrevían a violar ese principio sagrado.
–¿Zhang Xuan?– El anciano sacudió la cabeza impasiblemente. Preguntó dubitativo: –¿No es Lu Xun el destacado maestro de la Academia Hongtian?
–Lu laoshi es sobresaliente, pero Zhang laoshi, de ninguna manera, palidece en comparación. De hecho, hay ciertos aspectos en los que supera al maestro Lu– Al recordar las situaciones que había visto en la Academia Hongtian los últimos dos días, Liu Ling no pudo evitar elogiar a Zhang Xuan.