Zhang Xuan se volvió rápidamente hacia Luo Ruoxin, sólo para verla dirigiendo una sonrisa de seguridad hacia él. Parecía que ella sabía que esto pasaría desde el principio.
Sabiendo que esto no era un acontecimiento inesperado, Zhang Xuan internamente suspiró aliviado antes de mirar a Yuan Tao con preocupación una vez más. El cuerpo de este último seguía hinchándose. En menos de un minuto, su estatura ya se había disparado hasta los ocho metros de altura, y parecía como si fuera a explotar en cualquier momento.
En el peor de los casos, Zhang Xuan estaba preparado para intervenir en cualquier momento para salvar a su estudiante.
—Esta es una prueba para él. Si es capaz de asimilar el fantasma, será capaz de elevarse por encima de los demás —dijo telepáticamente Luo Ruoxin.