—¿Dónde están Zhao Ya y mis otros estudiantes?
Después de hacer volar a los dos jóvenes, Zhang Xuan continuó caminando hacia ellos mientras un frío destello brillaba en la punta de su lanza. En ese instante, se sintió como si fuera un Dios de la Guerra que había descendido de los cielos.
¡Tringg tinggggg!
Justo cuando Zhang Xuan estaba a punto de capturar a uno de los jóvenes para interrogarlo, una onda sónica se abrió paso en su dirección, penetrando hacia su alma. Volteando la cabeza, vio al frágil joven blandiendo el artefacto del sabio ancestral Yan Yan acariciando su cítara en su dirección.
Inmediatamente volvió la vista hacia Wu Chen, solo para ver que este último estaba actualmente empantanado por tres guerreros dorados. Estos guerreros dorados tenían una fuerza increíble que dejaba el espacio a su alrededor desmoronándose con sus puñetazos. Incluso con la fuerza de Wu Chen, era incapaz de someterlos en un corto periodo de tiempo.
