— ¡Pfft!
Al escuchar las palabras de Zhang Xuan, la Santa Espada Meng comenzó a temblar incontrolablemente y, finalmente, no pudo contenerse y estalló en una carcajada.
¡Como era de esperar de su hijo, era muy valiente!
— ¡Bien dicho! —gritó.
Su marido se había vuelto demasiado arrogante por estar en una posición alta durante demasiado tiempo. Por alguna razón, ella se sintió excepcionalmente refrescada al ver cómo su hijo le daba una paliza.
—Esto... —escuchando las palabras de la Santa Espada Meng, muchos de los maestros superiores de 9 estrellas y los expertos del Clan Zhang intercambiaron miradas.
¿De qué lado estaba la matriarca del Clan Zhang?
Wei Ruyan, Wang Ying, y los otros también estaban atónitos. A pesar de ver a su marido recibiendo una paliza y sermones, ella incluso animaba tan felizmente a la otra parte.
¡Los del Clan Zhang eran muy peculiares!
