—¡Bien, bien!
Zhang Xuan vio como el oráculo del alma que tenía ante él volvía al tamaño de un humano ordinario, y la apariencia del joven ligeramente solitario apareció claramente en su mirada. No pudo evitar asentir con la cabeza con alegría.
El oráculo del alma ante él no era otro que el estudiante suyo que se había dirigido previamente al antiguo dominio de los Oráculos del Alma, ¡Lu Chong!
La primera vez que acogió al joven como su alumno, éste se había mostrado callado y reacio. De hecho, llevaba años sin decir una sola palabra, temiendo que sus enemigos le encontraran. Sin embargo, se había convertido en un hombre que se había atrevido a burlarse hasta del director adjunto del Pabellón de Maestros Superiores.
Esa era una señal de que finalmente había salido del trauma resultante de la masacre de su clan.