—¡Como si me importara quién eres! —dijo el joven.
Un mayordomo de primer año como tú ya debería estar contento de que se le permita caminar alrededor del Santuario de los Sabios sin obstrucciones. ¡Cómo te atreves a intentar hacer tu parte aquí! Si este no fuera un lugar donde se reunieran los maestros superiores, hace mucho tiempo que te habrían echado por atreverte a hablar con tanta arrogancia.
—Vete de aquí ahora mismo, de lo contrario no tendré más remedio que dictarte una Orden de Restricción, prohibiéndote entrar en el Salón de la Integridad por el resto de tu vida —gritó irritado el joven.
Incluso el más débil de los mayordomos de los poderes de primera clase estaría en santo 6-dan o 7-dan como mínimo. Además de ocuparse de asuntos misceláneos, también podrían proteger a su amo. Por otro lado, ese tipo ni siquiera estaba en el reino de los Santos. ¿Por qué diablos hablaba tanto?