Hubo un momento de completo silencio mientras todos miraban al cielo con una mirada aturdida en sus ojos.
—La Bestia Dragón Celeste del Inframundo... ¿está obedeciendo a Zhang Shi?—los labios de Luo Xuanqing temblaron cuando finalmente despertó de su estado de aturdimiento.
Había visto a ese inmenso tipo desde lejos la primera vez que vino, y era incomparablemente feroz. La mayoría de los aprendices de Santo 8-dan lucharían para poder competir con él.
Era por esa razón que había llegado al punto de forjar la Cuenta Dorada de Vinculación del Alma para destruirla y así poder colarse en la caverna sin tener que enfrentarse a la Bestia Dragón Celeste del Inframundo.
Fue una completa coincidencia que Zhang Chun apareciese justo en ese momento, por lo que había decidido atraer a la Bestia Dragón Celeste del Inframundo hacia él.