—En el examen de la Puerta de la Montaña, sólo se le permite confiar en sus propios talentos y capacidades. No se permiten artefactos externos, armas u otros. Si descubrimos que ha hecho trampa, sus resultados en esa prueba serán anulados. Aparte de eso, también está prohibido matar a otros candidatos. ¡Tal acto resultará en la terminación directa de su candidatura! —anunció solemnemente el anciano Liu.
—¡Sí!
La multitud en la plaza asintió rápidamente en respuesta.
El punto principal de un examen era la competencia justa. Si uno se basara en artefactos y otros en la selección final, eso socavaría el propósito de la misma.
Si todos dependieran de sus artefactos para aprobar el examen, el Santuario de los Sabios no sería una institución para los talentosos sino para los ricos.