¡Era el Libro del Camino al Cielo, donde había sellado a Vicioso!
Vicioso le había dicho que el otro Vicioso era su cerebro y sus ojos, y que la autoridad innata que poseía el cerebro le permitía ejercer dominio sobre las otras partes del cuerpo. Como tal, le habría sido imposible poseer a la otra parte en circunstancias normales.
La única manera en que podía poseer con éxito al otro Vicioso era cuando la conciencia de la otra parte estuviera en un estado de confusión, haciendo que la otra parte fuera incapaz de contraatacar su posesión.
Considerando que el otro Vicioso era un oráculo del alma que poseía los recuerdos intactos del Vicioso original, se podría decir que sería casi imposible poner su conciencia en un estado de confusión. Sin embargo, al enterarse de que la pequeña isla era un artefacto que el otro Vicioso intentaba usar para albergar su voluntad, el resto fue fácil.