Ya era bastante difícil lidiar con un solo emperador qingtiano; lidiar con dos de ellos simultáneamente era casi imposible. Como tal, Zhang Xuan había hecho poco a poco los preparativos necesarios. Primero, hizo que su clon se escondiese en la sala antes de retirarse una y otra vez para hacer que los emperadores qingtianos bajaran la guardia, así como para atraerlos donde él quería.
La explosión final sirvió como distracción para el dúo, ganando tiempo suficiente para que su clon lanzara un asalto.
Parecía simple en la superficie, pero en realidad era mucho más complejo de lo que parecía. Para poder hacer un acto convincente para engañar a los emperadores qingtianos, había tenido que decidir cuidadosamente qué técnicas debía usar, hasta dónde debía escapar, dónde debía detenerse, y desde qué ángulo su clon debía lanzar su asalto para que no se le notase.
Sólo gracias a un cálculo tan cuidadoso, el plan funcionó al final.