—Ya que he respondido la segunda pregunta, ¡nombren la tercera!
Al ver al otro admitir la segunda pregunta, Zhang Xuan no podía molestarse en seguir insistiendo sobre el asunto.
—¡Admito la derrota! Estas ya son las dos preguntas más difíciles que se me ocurren. ¡Me burlaré de mí mismo si sigo preguntando!
El boticario Jin Chen negó con la cabeza.
La acción del otro al enumerar los nombres de tantos libros perdió su confianza. Sabía que, si continuaba así, el único avergonzado sería él. Bien podría rendirse en ese punto. Al menos podría conservar algo de dignidad.
—¿No harás la tercera pregunta?
Zhang Xuan se sorprendió por un momento antes de darse cuenta.
Como era capaz de responder fácilmente a las preguntas más difíciles que se le ocurrían, lo más probable es que se humillara si continuaba.
Zhang Xuan quedó impresionado con la decisión del boticario Jin Chen.
—¡Es tu turno!
Se dio la vuelta para mirar a Lin Mu.
