Luciel realmente estaba agradecido con Glover, quien se portaba amigable y realmente le estaba ayudando.
"Bien, debes de estar cansado, así que deberías ir a una Posada a descansar." – dijo Glover.
"¿Posada?"
"Sí, establecimientos en donde los viajeros se hospedan, hay tres Posadas en el Pueblo de Esperanza, pero una de ellas se encuentra en reconstrucción, por lo que solo hay dos disponibles." – dijo Glover. – "Sí te gusta comer bien, te recomiendo la Posada de María, la dueña es una buena persona, y la comida que prepara su esposo es la mejor de todo el pueblo."
"Aja."
"Luego esta la Posada del Galeón de Oro, es la mejor del pueblo, dan un servicio de alta calidad, sus instalaciones son superiores, después de todo son parte del Grupo de Comercio del Galeón de Oro, que es a su vez parte del Conglomerado del Cofre de Oro, una de las Tres Conglomeraciones más importantes del Reino."
"Aja."
Pero en ese momento Glover vio a Luciel. – ���Aunque bueno, viendo tu situación, no creo que poseas dinero para ir a ninguna de las dos, y la Posada del Galeón de Oro es muchísimo más cara que la Posada de María, por lo que mejor sería que fueras a la Posada de María."
"Yo…" Luciel iba a decirle que poseía una moneda dorada, pero antes de poder decir algo o mostrar la moneda, Glover le entregó un par de monedas de bronce.
"Toma, aunque con esto solo te alcanzara para una noche en la Posada del Galeón de Oro, te podrán servir para hospedarte tres días enteros en la Posada de María con todo incluido." – dijo Glover. – "Por lo que, qué prefieres, pasar una noche en la Posada del Galeón de Oro, o tres días completos en la Posada de María."
"Yo… la Posada de María está bien."
"Entendido."
"Gracias."
"No es nada." – y, entonces Glover se paró y se dirigía a afuera. – "Ven, acompáñame."
Los dos salieron de la habitación y después salieron del segundo edificio de los guardias.
"Bienvenido al Pueblo de Esperanza." – dijo Glover quien saludo con la mano a Luciel.
Luciel apretó la mano derecha de Glover y le dijo: "Gracias."
Y, en ese momento.
"¡Vicecapitán!"
"Kyle, veo que ya llegaste, sí le entregaste la carta a tú padre, ¿Verdad?"
"Claro, no tiene ni idea de lo que me costó salir de allí, aun así, ya he realizado la misión con éxito." – dijo Kyle con una sonrisa plasmada en su rostro pálido, después de todo siempre se ponía nervioso cuando hablaba con su padre.
"Bien, pues tengo otra misión para ti."
"¿Señor?"
"Necesito que acompañes a Luciel hasta la Posada de María."
"¿Luciel?"
"Es él." – dijo Glover señalando a Luciel.
"¡Ah! El joven del cuarto oscuro. Entonces es inocente de toda sospecha."
"Sí, él posee una inusual circunstancia que le impide tener una Tarjeta de Identificación, aun así, ya todo ha sido arreglado."
"Entiendo." – dijo Kyle.
Entonces Glover se giró y miró a Luciel.
"Luciel, Kyle te llevara a la Posada de María, sí tienes cualquier duda o problema, puedes venir aquí para decírmelo."
"Entiendo." – dijo Luciel. – "Y muchas gracias."
"No hay de qué." – dijo Glover con una sonrisa.
En frente de la Posada de María.
"Ah." – Luciel se encontraba nervioso, fue gracias a que Glover le ordenó a Kyle que le trajese aquí, pero él nunca había estado hospedado en un sitio solo, sería su primera vez, en especial en otro mundo.
"Bueno, aquí es." – dijo el joven novato. – "Me tengo que ir, así que, hasta luego."
"Gracias por traerme aquí." – agradeció Luciel.
"Jajaja." – Kyle sonrió y puso su mano sobre la cabeza de Luciel moviendo su pelo de color negro. – "No hay de que, después de todo, fue una orden del Vicecapitán." – y, de esa manera, Kyle se marchó, dejando a Luciel solo frente a la Posada de María.
Luciel miró todavía nervioso a la posada frente a él.
"Esto es una locura." – dijo Luciel a quien aun le costaba creer en la situación en la que se encontraba.
'Se suponía que me iría de viaje con mi familia a visitar a mis abuelos, y ahora me encuentro a punto de hospedarme en una posada en otro mundo… esto es una locura.' – pensó Luciel.
"Allí vamos." – dijo Luciel así mismo mientras daba un paso hacia delante, y de esa forma camino a la puerta de la posada, y justo entró, en frente de él se encontraba la recepción, y allí una mujer de mediana edad se encontraba.
"Bienvenido a la Posada de María, yo soy María, la Dueña y Recepcionista de este lugar." – dijo ella rápida y profesionalmente. – "¿En qué le puedo ayudar?"
"…" – Luciel se quedó parado sin decir nada.