Luciel seguía lavando trastes, y Billy le ayudaba al secar con un trapo los platos recién lavados y colocándolos en la estantería donde debían de estar.
"Oye Billy."
"Dime." – respondió el joven que era la joven imagen de su abuelo, joven de diez años, que medía 150 centímetros de altura, piel clara, ojos carmesíes y pelo corto de color rojo.
"¿Alguna ves has pensado en el futuro?"
"¿Eh? ¿A que te refieres?" – preguntó algo extrañado Billy.
"Bueno, ya sabes, en cinco años cumplirás la mayoría de edad, y ya podrás hacer lo que tú quieras, ¿Piensas seguir aquí, o trataras de irte a otro lugar a vivir? ¿Planeas seguir trabajando aquí, o buscar otra profesión?" – pregunto Luciel con curiosidad.
"…" – Billy se quedó sorprendido por las preguntas. – "Whoa, no me esperaba… preguntas como esas…"
"No pasa nada si no deseas decirme." – respondió Luciel.
"No, no hay problema, es solo que… nunca me había puesto a pensar en ello." – dijo Billy.
"¿En serio?" – preguntó Luciel quien seguía lavando los trastes sucios.
"Sí, como bien dijiste, me faltan aun cinco años para ser un adulto, y siendo honesto, creo que no he pensado en mi futuro pues prácticamente ya esta decidido, soy la persona que heredera el restaurante después de mi abuelo y mi madre, por lo que en un futuro tendré mi propio local." – dijo Billy.
"Bueno, es cierto, en unos veinte o treinta años lo más seguro es que tú madre te herede el restaurante."
"Sí, y siendo honesto, creo que lo mejor es que me quedé aquí, no quiero preocupar a mis padres."
"Sí."
"¿Y tú?"
"¿Yo?"
"Sí, ¿Qué piensas hacer tú? Después de todo, en tres años cumplirás quince años." – dijo Billy.
"…" – Luciel se puso a pensar, recordando lo vivido en el Mes de las Flores. – "No lo sé, aun deseo ir en la búsqueda de mi familia, pero… es muy peligroso salir de la seguridad del pueblo, no sé sí algún día este listo para irme de aquí."
"Sí." – dijo Billy quien aun recuerda cuando su abuelo trajo consigo a un herido Luciel, era sorprendente que Luciel se halla marchado aquel día para buscar a sus padres, y más aun teniendo en cuenta de lo sumamente débil que Luciel es. – "Y… ¿Por qué no entrenas? Podrías decirle al abuelo que te enseñe su Método de Cultivación." – dijo Billy.
"Bueno, no quiero molestar más a tú abuelo, y siendo honestos, tengo miedo de salir."
"Claramente." – dijo Billy. – "Aun así, no piensas buscar a tú familia en el futuro, después de todo, estoy seguro de que algún día serás fuerte."
"Ojala." – dijo Luciel. – "Es lo que más deseo, poder algún día volver a ver a mi familia, verlos salvos y sanos, verlos vivos… pero… soy demasiado débil… inclusive mocosos de la edad de Eren me pueden dar una paliza con facilidad, y un solo Perro Salvaje casi me mata."
"Bueno, a mí también me podría matar un Perro Salvaje." – contestó Billy.
"Sí, pero tú podrías darle pelea, yo… yo no… yo estaba a su merced, sí no hubiera sido por tú abuelo… yo…" – Luciel se detuvo, mientras tocaba su hombro derecho. – "Fue una completa tontería lo que hice, pero gracias a eso he podido comprender los peligros que hay a las afueras."
"…"
"Ya he pasado por mucho… no sé sí pueda aguantar algo más." – dijo Luciel.
Los dos en ese momento dejaron de hablar, y siguieron limpiando y arreglando los trastes.
…
Cuando terminaron de acabar de limpiar los trastes, Billy se lavó las manos, y se dirigía a la cocina a ayudar a su padre y abuela que andaban cocinando, no sin antes voltear a ver a Luciel.
"Sabes, no hay problema sí deseas quedarte aquí, en el futuro tienes un lugar reservado como mi Gerente de Piso." – dijo Billy con una sonrisa.
"…" – Luciel vio como el joven más pequeño que él se iba. – "En serio… gracias." – dijo Luciel con una sonrisa. – "El futuro… quien sabe lo que me deparé." – Luciel dijo mientras volvía a recordar en los primeros días de su vida en este mundo. – "Aun así… quien hubiera dicho que este sería mi presente."